viernes, 10 de febrero de 2023

Un acto de justicia

 La tela de la araña tiembla al ritmo desesperado de una mosca desahuciada. Y yo la veo. Veo cómo se sacude la mosca cada vez más entrampada, cómo la araña se acerca, se apura, se acerca, viene y la mosca no para de moverse y con ella la tela que intenta desprender si no de sus alas y cuerpecito, por lo menos de la araña, que se caiga, que se vaya. Pero está tan cerca, tan decidida. 

        Yo hago uso de la oportunidad que se me da de ser juez y Dios, y a último momento paso mi dedo cortando la tela justo entre la mosca, que cae casi muerta de miedo, y la araña, que rauda se vuelve a su guarida sin comprender qué habrá hecho que la naturaleza no cumpliera con su parte y ella no tenga qué comer para vivir y la mosca qué alimentar para morir. 

        Y yo pensando que podría no haber interferido y sin embargo creyendo que si me tocó presenciar tamaña situación es porque se me está permitido actuar ya que, de otra forma, no habría sido llamada a formar parte del juego de las leyes naturales y metafísicas, y allá ellas con sus destinos. 

       Quizás para ellas nada cambió, sólo que a la mosca se la comieron más tarde y la araña murió, aplastada seguro por mi zapato, cuando la volví a ver y temerosa de una represalia no dudé en cometer un acto de justicia.