martes, 7 de marzo de 2023

El charco

El camino largo de las hormigas se perdía a la vuelta de la esquina y seguía, hasta el océano que formaba la lluvia en el pozo que dejara la raíz de algún árbol. Mi pie desató de ese charco un aluvión que arrasó con el hormiguero y las infelices criaturas fueron destruidas. Las aguas regresaron en cataratas a rellenar el océano vacío abandonando las ruinas de un perfecto laberinto sepultado. Podía hacerlo cuantas veces quisiera, descargar el charco con mi pie apocalíptico sobre las criaturas indefensas solo para sentirme poderosa y poseer un momento la fuerza que acaba con todo de un pisotón. Limpié la bota en el felpudo encadenado delante de la puerta del bar y me senté a una mesa pequeña; cada vez más. Mi cuerpo agigantado se elevó sobre los hombrecitos dejándolos ahí abajo, mientras mis ojos seguían alejándose hacia arriba. Las casas se achicaron hasta esfumarse. Desaparecían en un punto lejano la ciudad, los campos, los mares que rodean los continentes. El planeta quedó diminuto dentro de la galaxia que me pertenecía. Ya no fui humana y fui el Espacio mismo, gigante, absoluta, absorbiendo el Universo en mi nada sin forma que ya lo era todo y parecía no existir. Comencé a disolverme. Cada parte de mí se dividió en partículas y estas en otras más pequeñas, así hasta desaparecer. Mis venas y arterias transparentes acabaron estallando en un instante sordo que apenas transcurrió, dejando vacío donde ya no había nada. Una ráfaga vertiginosa me atrajo en sentido contrario y empecé a caer, dibujando rayos moleculares hacia un centro imantado. Regresaba, hasta ser del Espacio y recuperar mi figura humana. Los mares y continentes eran, desde más cerca, torrentes de sangre y carne dentro de un planeta en forma de cráneo. Todavía tenía la bota mojada de aluvión. Me acordé de las pobres hormigas que debían estar construyendo un nuevo lugar donde vivir, sin siquiera imaginar que un pie volverá a pisar el charco, solo para olvidar que es apenas un hombre dentro del cráneo de otro hombre dentro de otro cráneo de otro hombre dentro de otro, y pedí un café.

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